Muchos de nuestros clientes acuden a nuestro despacho para solicitar servicios
de Mediación Familiar y hoy, en nuestro blog, valoramos cuatro de las cuestiones más consultadas en el contexto familiar o que al menos, consideramos que pueden ser más
interesantes

Preguntas al Mediador

1.- Una pareja no puede tener hijos y esto le supone un problema porque no
entienden la familia sin ellos, pero se quieren y, sin embargo no hacen sino discutir
y pelearse ¿Cómo pueden solucionarlo? ¿Podrían conseguir un protocolo en
Mediación?


Cuando esta pareja acude a Mediación y da comienzo el proceso, lo primero
que deben hacer es una exposición objetiva del problema; esta exposición es
fundamental porque ambos se van a escuchar y van a comprender que actitud es la que
tiene su compañero frente a esta difícil situación; algo tan sencillo puede significar
mucho, y lo digo desde el ejercicio profesional, pues la mera escucha trae de la mano un
reposicionamiento de las partes que provoca el nacimiento de un nuevo hilo
comunicativo entre ambos. En un segundo momento, una vez que las partes han
valorado la exposición de su pareja, se procede a lo que se llama “lluvia de opciones” en
la que se van a lanzar una serie de alternativas o posibles situaciones futuras que
podrían mejorar esa situación de discusión continua; finalmente, definir con el mediador
cuál va a ser la postura a tomar a partir de ese momento y plasmarlo en un acuerdo final.


2.- ¿Cómo no hacer de los hijos un agente para manipular y chantajear al otro?
(en el sentido de que hay muchas personas que los utilizan para conseguir de sus
parejas lo que no se atreven a pedir lo que saben que no les van a negar si ellos
interceden)


Como profesional el tema de la manipulación de los niños debe ser estudiado
con mucha cautela; cuando una pareja acude a Mediación esbozando el síndrome de
aleación parental (famoso S.A.P.) el mediador va a tener que estudiar de manera muy
concienzuda la actitud que salvaguardan cada una de las partes. El problema va a ser
bastante importante si efectivamente se demuestra que cualquiera de los padres actúan
como agente manipulador del menor y carga sobre éste con afirmaciones o con
peticiones sobre el otro miembro de la pareja.
Lo que normalmente ocurre en estos casos, aunque sea dicho de una manera tan radical,
es la falta de valor de los padres para poder tratar sus problemas de manera directa y
necesitan de un medio, el menor, para hacer llegar el mensaje a la otra parte. Así,
cuando los dos miembros de la pareja están en proceso de Mediación y nace esa
acusación de utilización del menor, suelen surgir otros problemas que habían quedado
olvidados, normalmente por una separación rápida y traumática en la que no se valoró
el papel del menor en sus vidas futuras.

Pero especial cuidado debemos tener en tratar este tema a tiempo pues el menor pronto
aprende esta técnica y pasa a ser sujeto activo de tal modo que aprende a utilizar a sus
padres para lograr sus intereses y se puede caer en una dinámica muy difícil de
abandonar y de tratar.

3.- Un matrimonio que ha basado mucho su relación en los hijos se da cuenta,
cuando estos se marchan de casa por ser mayores, que  son casi desconocidos, les
falta ilusión… ¿Cómo puede ‘renovarse’? Es decir ¿cómo pueden redescubrirse
como personas y pareja y superar el ‘síndrome de nido vacío’?


Quizás este caso se esté dando ahora con mayor frecuencia que años atrás;
hemos adquirido la necesidad de estar en un estado de actividad continua y
efectivamente, el hecho de que los hijos abandonen el domicilio familiar puede suponer
la desaparición de una tarea que hasta ahora era fundamental. En este tipo de proceso de
Mediación se suele encontrar bastante éxito y todo ello, por invitar a participar de él a
todos los actores; cuando esta pareja acude a nuestro despacho profesional y nos hace
una primera exposición de su problema, definido como “nido vacío”, debemos invitar a
que traigan a sus hijos a participar del proceso de Mediación.


Normalmente los hijos suelen acudir a las reuniones, y son ahora los hijos los que
toman conciencia del problema y van a pasar a tener en sus manos la posibilidad de que
sus padres solventen de la mejor manera posible esta situación. Una vez hemos
legitimado a todas las partes para poder actuar en Mediación, comenzamos a crear
opciones y desde la práctica puedo decir que esas opciones nacen de la sencillez, es
decir, acciones tan simples como que los padres vayan a comer a casa de los hijos, como
hacer viajes con la pareja o simplemente, el compromiso de los hijos de ir a casa de sus
padres traen la posibilidad de superar de manera más eficaz este síndrome.
Particularmente, este tipo de casos son para el mediador de incalculable valor pues
recompensan de manera generosa ya que se produce una reestructuración familiar de
manera casi inmediata y si el proceso se ha llevado de manera correcta el matrimonio
vuelve a renovarse en esa ilusión por la vida.

4.- Imagina que un miembro de la pareja entiende la sexualidad sólo como función
reproductora y el otro, que siempre ha estado sometido a este criterio, acaba de
descubrir que es una persona sexuada y desea tener relaciones sexuales fuera de
ese criterio obsoleto. ¿Cómo puede transmitir sus sentimientos a su pareja sin
perderla, ni sentirse ‘culpable’?.


En este tipo de casos en los que uno de los miembros de la pareja cuenta con
una dificultad para transmitir sus sentimientos a la otra parte, el mediador debe valerse
de una herramienta muy útil: la entrevista personal con cada uno de los miembros de la
pareja todo ello bajo el principio de confidencialidad que debe enmarcar todo el proceso
de Mediación. Seguramente aquel tema que para uno de los miembros de la pareja es
difícil de tratar con la otra parte, con la ayuda del mediador puede tratarlo con total
tranquilidad; de igual modo, el mediador debe entrevistarse con la otra parte pero
guardando la información que hubiera recibido de la otra parte.

Una vez llevadas a cabo sendas reuniones el trabajo del mediador va a consistir en
llegar a tratar ese tema de la manera más comunicativa y relajada posible siempre y
cuando las partes lo entiendan como necesario (por ello, en la entrevista personal tiene
como principal finalidad es conseguir la legitimación del otro miembro de la pareja). Se
utilizan preguntas abiertas o cerradas que permiten ir creando un contexto en el que
pueda aflorar el tema de la manera más natural.
Una vez conseguida la comunicación fluida de sentimientos, ahora debemos tratar el
problema y hacerlo nuestro, para poder conseguir que ambos tomen las decisiones más
adecuadas para su convivencia futura.