Dicen que aproximadamente vemos unas 23 veces al día nuestro móvil para conocer si nos han escrito un wasap. “Quien no está en redes sociales no existe” … cuantas veces habremos oído esta frase para justificar lo que hoy en día es nuestra era digital y la sociedad de la información. Desde el mundo de la gestión de conflictos también hemos avanzado en este campo, para estudiar, valorar y prever los diferentes conflictos surgidos de la utilización de las redes. No obstante, hoy queremos llamar la atención al uso de “Whatsapp” o como vulgarmente será reconocido tarde o temprano por la Real Academia de la Lengua: el wasap. Hablamos pues de los conflictos surgidos por el uso de una aplicación de envío de mensajes instantáneos para teléfonos inteligentes.
Hoy en día nuestros teléfonos móviles se han convertido en nuestro “mensajero particular”; no necesitamos una llamada, un correo electrónico u otro tipo de contacto, para mantener una fluida e instantánea conversación con quien se halla al otro lado del mundo y vemos cómo desde cualquier teléfono podemos intercambiar preguntas, opiniones, proyectos e información de un modo cómodo e instantáneo. Su aparición en nuestra “vidas” no vino acompañada de ningún “manual de uso y buenas prácticas”, es más, quien escribe, ha sido ya testigo mudo de conflictos surgidos por una mala redacción o en su caso una mala interpretación de un mensaje por wasap. Palabras tales como empatía o asertividad, adolecen de interpretación en este método de comunicación.
No es la primera vez que en mis clases he llamado la atención de los alumnos a la importante formación en comunicación no verbal, ya que al parecer de los expertos, esta supone el 60 por ciento al menos de la interpretación de un mensaje oral. El tono, la reacción, la mirada, suponen un importante aliciente para saber interpretar los mensajes. ¿Y en el wasap?. Las discusiones por wasap son cada vez más comunes y de ellas derivan en conflictos a veces irresoluble para las partes, llegando al “bloqueo” a partir de ahora de quien me dijo aquello.
Dicen los expertos que evitar discutir por wasap es el primer paso para que no surjan conflictos entre las partes, de ahí que nos podamos atrever a recomendar unas pautas para que no surjan “conflictos” interpersonales por al mal uso de esta herramienta de nuestro siglo.
- En primer lugar, debemos evitar hablar por este medio aquellos temas que pudiéramos pensar que para nuestro interlocutor sean conflictivos: no es lo mismo hablar del tiempo o de que harás el fin de semana, o en su caso de la situación laboral o un problema vecinal. Sentimientos y emociones afloran sin querer y más si no pensamos lo que escribimos de forma sopesada.
- En segundo lugar es muy típico hoy en día usar un emoticono en nuestra conversación. No todos se interpretan de igual forma, es más el mismo se puede usar incluso con distintos tonos o colores. ¿Estados de ánimo? A través de un dibujo queremos decir algo que muchas veces no llega al receptor y lo dejamos a su libre albedrio. Parece mentira, pero me recuerda haciendo un uso abstracto de mi mente a las pinturas rupestres… ¿Qué querían dejar para el futuro nuestros antepasados?. Usar el emoticono, ayuda a simplificar el mensaje que queremos dar, pero abusar de él, es una importante fuente de “ruido”.
- En tercer lugar, hablaríamos de las palabras “recortadas”, Dada la brevedad, el lugar, el momento y la inmediatez de nuestro mensaje, muchas veces utilizamos abreviaturas que se consideran disfuncionales cuando intentamos establecer cierta semántica en la estructura de nuestro mensaje. Vamos por la calle, en el autobús, redactando un mensaje que no tiene mucho sentido cuando al “enviar” conecta con el otro lado. Yo en mi caso os confieso que utilizo mucho losm puntos suspensivos, de ello se rie mi familia… pero quizás ello esw producto de que les pido que sean consciente que en su mente deben parar antes de seguir leyendo lo siguiente. Y ni que decir tiene si hablamos de la existencia de “corrector”, esa aplicación maravillosa que nos aparece para poder la aplicación darle sentido a la palabra que queremos decir. Cuantas veces habremos corregido un mensaje diciendo… “maldito corrector”, lo que quería decirte era… Es importante respetar los tiempos y vigilar nuestra impaciencia.
También puede surgir el conflicto porque Wasap permite saber cuándo un mensaje enviado ha sido leído por el receptor, y nos encontramos en nuestro móvil el famoso “rayito verde”. Los expertos señalan que existen «casos de obsesión por recibir contestación». En esa línea, aclaran que conectarse no significa que la persona quiera comunicarse. «Muchas veces se accede para para releer mensajes antiguos, comprobar últimas horas de conexión, ver si alguien está conectado». Esa falta de contestación, en aspectos negativos, puede asumirse como una falta de interés de parte del interlocutor, y no es asi, podemos decir que están esperando el momento.
Podemos concluir, cara a la mediación, que los mediadores tendremos en cuenta esta herramienta, básicamente como elemento de comunicación, no de entretenimiento y por tanto asi debemos valorar la misma en la conciencia de nuestros mediados, cuando tras un conflicto, que quizás tuvo su origen o explosión tras un wasap, queramos reconstruir las relaciones de las partes.
Por eso recomendar que quizás actualmente con el uso de “mensajes de voz”, se puedan sustitur muchas de las malas interpretaciones y sobre todo si es de texto, lee, lee con atención y no dejes que tu mente vuele, el mensaje dice lo que dice, y nada más, es solo una impresión y todos sabemos que no debemos dejarnos llevar por la primera impresión cuando vemos a una persona, porque seguramente nos equivocaremos.
Javier Alés. Socio de Cirineo Abogados
Desde mi punto de vista, estoy totalmente de acuerdo con este artículo ya que seguro que a todos nos ha pasado alguna vez que nuestro mensaje vía Whatsapp no ha sido interpretado por el receptor de manera adecuada y esto ha derivado en un conflicto. Por ello, estoy de acuerdo a su vez con que es importante que si tenemos un problema con alguien o sobre algo, lo afrontemos «cara a cara», sentándonos con la persona y así hablar de manera natural, intentando buscar soluciones y evitando así que un mensaje por las redes sociales lleve aún más a la agravación del problema.
Por otro lado, creo también que hemos perdido de alguna manera la capacidad de habla y escucha hacia otras personas ya que nos estamos acostumbrando a que por Whatsapp y otras redes, podemos dejar a esa persona en «visto» evadiéndonos así de las situaciones que de alguna manera en persona no podemos evadir.
Por último, con la comunicación cara a cara, conseguimos aprender más sobre la comunicación no verbal, prestamos mayor atención al otro, se evitan conflictos innecesarios, fomentamos las habilidades comunicativas, entre otros beneficios.
Laura Vera Lozano, 4º Criminologia, Universidad Loyola, Córdoba.
Victoria Galiot Vargas – 4º Criminología; Córdoba
Puede que para muchas personas la mejor solución para paliar este tipo de conflictos emergidos mediante WhatsApp sea terminar con dicho canal de mensajería instantánea. Pero, personalmente considero que, hoy en día, es prácticamente imposible despegarnos y abandonar este tipo de herramientas. Principalmente porque no sólo tiene desventajas, sino que también tiene grandes ventajas. Es por ello por lo que para mí la mejor solución es la educación, ya que desde hace tiempo y, más aún en el futuro, las tecnologías vienen acompañándonos desde que somos pequeños, es la educación. Primordialmente porque hoy en día los niños parecen nacer con un móvil o una Tablet debajo del brazo. Es decir, va a ser prácticamente imposible terminar con los problemas que emergen de este tipo de aplicaciones de comunicación, pero si podemos educar de primera mano para aprender a llevar a cabo un correcto uso de estas, conocer los problemas que pueden originar, como poder solucionarlos…
Hablar mediante WhatsApp es algo que realizamos diariamente y no de una manera reducida, de temas a veces irrelevantes pero otras veces de gran importancia y envergadura, y como se menciona los conflicto y malentendidos son constantes.
Entiendo y comparto las recomendaciones para que no surjan conflictos por WhatsApp, sin embargo pienso que llevar esto a la practica es mas complejo, ya que los sentimientos o las ganas de hablar de un conflicto en un momento determinado son difíciles de controlar.
En mi opinión, creo que se nos está yendo un poco de las manos la importancia dada a las redes sociales, provocando una constante tensión entre las personas, como el ejemplo del tiempo en contestar un mensaje, lo cual incluso pienso que lleva a un enfado constante y elevado en algunos casos por amigos o familia, sin pensar en los posibles motivos por los que alguien no nos contesta o en su estado de animo alguna vez que no estén especialmente comunicativos.
En primer lugar, me parece muy interesante y verídico el post sobre el whatssap, ya que, recoge un tema de especial relevancia para la mayor parte de las personas por todo el mundo. Vivimos enganchados al whatssap, en donde, estamos continuamente pendiente al móvil para ver si hemos recibido o aún no un mensaje , cada vez tenemos más dependencia de las opiniones de los demás y compartimos casi todo lo que vamos a realizar en cada momento con nuestros contactos cercanos.
En segundo lugar, vivimos en una sociedad en la cual los niños comienzan a utilizar los medios electrónicos y (móviles, tablets, ordenadores, televisiones…) aplicaciones como el whatssap a una temprana edad, lo que produce una gran dependencia hacia estos instrumentos y una disminución hacia la imaginación y autoproducción. Uno de los aspectos negativos es la falta de autoridad que presentan los actuales padres y profesores, lo que produce en los jóvenes una ausencia de control.
En conclusión, desde mi punto de vista deberíamos optar por utilizar el whatssap como medio para circunstancias puntuales, además de explicar bien al receptor lo que queremos transmitir sin dar lugar a malas confusiones para evitar un posible conflicto, mediante como bien se indica en el post mensajes de voz o llamadas.
Bouchra Chahdi Hormatallah
Grado de Criminología
Universidad Loyola Andalucía
Es cierto que Whatsapp es una manera de comunicarse que ha cambiado por completo nuestras vidas. Vivimos enganchados al teléfono sin darnos apenas cuenta de todo el tiempo que estamos consumiendo en realizar esa tarea pudiendo hacer cosas mucho más productivas para nosotros. Además mi generación es una de las más afectadas en este ámbito.
A pesar de que Whatsapp nos permite estar en contacto con personas cercanas a nosotros que se encuentran lejos, también nos aleja de las relaciones personales que tenemos en nuestra vida cotidiana ya que ahora se hablan más las cosas con los amigos a través de esta aplicación que quedando para tomar algo. Otro aspecto negativo es, como se ha dicho en el texto, las interpretaciones erróneas que podemos llegar a hacer de algún mensaje que no iba con malas intenciones pero nosotros interpretamos que sí. En mi caso por ejemplo, si muchas conversaciones de las que he tenido vía Whatsapp, las hubiera tenido en persona, no hubieran dado lugar a conflicto ya que hubiera interpretado de una manera más correcta el mensaje al ver cómo me lo estaba contando el emisor.
Por todas estas cosas pienso que debemos tener mucho cuidado con lo que hablamos por las redes sociales ya que la cosa más insignificante puede llegar a suponer la pérdida de una relación de amistad o de cualquier otra índole por una mala interpretación del mensaje.
En mi opinión, pienso que el texto describe una realidad y es que cada vez es mayor la frecuencia con la que usamos los mensajes de texto para comunicarnos con otra persona que no se encuentre cerca nuestra. Estos mensajes tienen unos valores muy positivos, como es poder comunicarse con las personas, poder mandar un mensaje instantáneo y que el receptor lo pueda leer en cuestión de segundos, por lo que me parece una herramienta muy útil para el día a día. Por otro lado, los grupos del whatsapp presenta muchas ventajas, por ejemplo puede comunicarse con varias personas al mismo tiempo. Esto es una buena herramienta en los grupos de familia, donde podemos compartir momentos y sentimientos y donde todos los familiares están al día de nuestra vida.
En cambio, a mi parecer, no todo en whatsapp es tan positivo como todos pensamos. Por ejemplo, y para mi lo más importante, surgen muchos problemas a través de esta red social, ya sea porque el destinatario tarda mucho en contestar el mensaje o ya sea porque los mensajes se han mal interpretado. Al no ser un mensaje directo de cara a cara, se puede aplicar intenciones o interpretaciones distintas y, además, los conflictos aumenta cuando ninguna de las partes se entienden. A su vez, cuando mandamos un mensaje parece que esperamos que ese whatsap sea respondido en el mismo momento, y si el mensaje tarda en responderse nos impacientamos incluso llegando al enfado.
Por ello, y mirando esa herramienta desde el conflicto, creo que resulta muy poco útil para la solución del problema, ya que un mensaje puede tener muchas interpretaciones; además existen problemas importantes para el interlocutor que son muy importantes o delicados, y que seguramente, preferirán hablar en persona.
Es cierto que tenemos malas interpretaciones hoy en día por el WhatsApp y en el que algunas veces, los emoticonos incluso pueden llevar a la confusión. A veces también los simples mensajes, pero esta comunicación, en parte se ha facilitado un poco con el envío de fotos o “gifts” o las notas de voz, pero esto también puede llevar a la confusión y que pueden acabar en pelea, pero también es verdad que si se evita estas discusiones por la red de mensajería, es un paso para evitarlas luego en persona.
Jesús Jordán Cantador
4º Criminología, Córdoba
Me pare muy interesante lo que se plantea en este blog, lo cual es la gestión de conflictos surgidos por Whatsapp.
En primer lugar, considero relevante tal aplicación, como otras muchas si se les da siempre un adecuado uso, tal vez un mal uso de esta aplicación es lo que puede generar muchos conflictos en nuestra vida cotidiana. Me parece muy importante destacar y dar a conocer que se pueden generar conflictos de una manera más informal y coloquial.
Seguidamente, reflexiono que es de gran interés para tratar estos conflictos la comunicación no verbal, ya que con dicha aplicación no estamos cara a cara con la otra persona, no podemos dejar en el olvido la forma de interpretar los mensajes ya que como bien relata Javier en el texto, nos basamos claramente de la empatía o asertividad, pudiendo llegar así, a interpretar mal el mensaje y llegar al conflicto. Esta comunicación no verbal, no nos la enseña nadie, la aprendemos de manera deliberada, tal vez por aspectos sociales y culturales.
Para terminar, me parece asertivo recomendar el uso de “mensajes de voz” aunque no tengamos a la persona delante nos puede servir de ayuda el tono de voz de la persona para identificar lo que nos quiere decir y poder interpretarlo de una manera más clara. Otra opción, ¿por qué no esperamos para ver a la otra persona y poder dialogar en persona con ella? De esta forma las malas interpretaciones serían menor, cada vez el vernos directamente con las personas está disminuyendo y es lo que le estamos dejando a las generaciones futuras.
En mi opinión, estoy totalmente de acuerdo con este artículo, ya que considero que todo mensaje necesita de un contexto para su total comprensión, y esto es algo de lo que carece cualquier red social, por lo que no podemos esperar más que malentendidos.
Por otro lado, me gustaría decir que en mi opinión, algunos malentendidos en las redes sociales también se producen por que no somos capaces de expresar a la otra persona los sentimientos que nos ha producido su mensaje, es decir, normalmente la gente no se para a pensar que pueda haber algún malentendido, por lo que directamente surge el problema, pero si ésta expresara (ya sea mediante mensaje o en persona) su impresión con respecto a lo escrito, podría ser también una solución válida, aunque no tan eficaz como el cara a cara.
Sandra Hurtado León, 4º de criminología, Córdoba
Me parece muy interesante lo expuesto en el artículo. Es cierto que en la actualidad parece que si algo no aparece en redes sociales, no ha ocurrido. Lo cierto es que mi impresión es que muchos de eses perfiles de redes sociales tan sólo se utilizan para mostrar una vida de escaparate, fácil y divertida, que muchas veces no se corresponde con la realidad. No obstante, el tema principal es la gestión de conflictos surgidos por whatsapp.
Aunque la llegada de whatsapp supuso un avance y nos ofreció la capacidad de mantener conversaciones fluidas de manera inmediata, creo que en ocasiones se hace un uso abusivo de la aplicación. Hay quien prefiere mantener conversaciones escritas durante horas sin plantearse la alternativa de quedar para tomar un café o aunque sea una llamada telefónica. Como se menciona en el artículo, una conversación por whatsapp deja a un lado la comunicación no verbal que tanta información aporta.
Esto es aún más importante si la conversación trata sobre temas de mayor seriedad, en la que cualquier malinterpretación tiene consecuencias mayores. Estas malinterpretaciones posiblemente no ocurrirían en el caso de abordar el tema en persona. Además, muchas veces no pensamos detenidamente lo que escribimos, pero una vez escrito la otra persona siempre tendrá un mensaje que le recordará lo que dijiste, aunque no lo sintieras realmente. La otra persona sólo tendrá un mensaje en una pantalla, no podrá mirarte a la cara para poder vislumbrar si de verdad lo sentías o no.
Por último, mucha gente se obsesiona con recibir una respuesta inmediata cuando recibe un mensaje. A veces parece que cuando recibimos un whatsapp debemos detener lo que estemos haciendo para no demorarnos en responderlo y que la otra persona pueda pensar que mostramos desinterés. No obstante, si es cierto que hay gente que utiliza conscientemente el ignorar a la otra persona durante un tiempo para mostrar desinterés. En conclusión, muchos de estos conflictos desaparecerían volviendo a lo tradicional, una conversación cara a cara, cuando se tratara de temas sensibles o que pudieran llevar a discusión.